Conexión de los puntos: trauma del neurodesarrollo y psicosis del adulto

Un estudio longitudinal ha demostrado que una gran proporción de pacientes que experimentan trastornos psiquiátricos en la edad adulta ya presentaban síntomas durante la adolescencia.1 Además, las experiencias traumáticas y adversas que ocurren en los primeros años de la vida confieren mayor riesgo de psicosis.2 En esta sesión, dos ponentes, la Prof. Mary Cannon, de Irlanda, y el Dr. Michael Bloomfield, del Reino Unido, debatieron la relación que existe entre el trauma temprano y el desarrollo de psicosis, y otros dos ponentes, el Prof. Paul Lucassen, de los Países Bajos, y la Dra. Daniella Dwir, de Suiza, revisaron los datos de algunos de los mecanismos cerebrales que pueden estar involucrados en su fisiopatología.

Fenotipo clínico grave tras un trauma del desarrollo

Los factores de riesgo de desarrollo de trastornos psiquiátricos incluyen la pobreza infantil y los traumas y adversidades ocurridos durante la infancia. Estos traumas se asocian con un fenotipo clínico más grave, síntomas graves y alucinaciones con contenidos relacionados con los recuerdos del trauma. También se observa una respuesta alterada a los tratamientos estándar, más reingresos hospitalarios y un compromiso reducido con los servicios terapéuticos. Por lo tanto, es importante atenuar los efectos de estos traumas, si es posible.

Los pacientes que han experimentado un trauma del desarrollo también presentan un grosor cortical menor y un volumen del hipocampo más bajo que aquellos que no han experimentado ninguno. Los sustratos cerebrales del trauma abarcan la amígdala, el hipocampo, el córtex prefrontal y el núcleo estriado, y durante el desarrollo hay diferentes periodos en los cuales esas regiones cerebrales son más susceptibles al daño.3 Los cambios que ocurren en las áreas cerebrales vulnerables como consecuencia de un trauma del desarrollo, pueden conducir a un sesgo de la atención hacia estímulos emocionales amenazadores y un aprendizaje por refuerzo deficiente.

 

Los efectos en la neurogénesis y el estrés oxidativo pueden contribuir

Las experiencias de los primeros años de la vida pueden tener efectos directos en la neurogénesis cerebral. Se sabe que el estrés crónico la reduce, y este está implicado en la pérdida reversible de volumen del hipocampo que se observa en la depresión.4 En estudios llevados a cabo en animales, el estrés prenatal causa una reducción de la neurogénesis con el paso del tiempo, que posteriormente tiene efectos perjudiciales en tareas de comportamiento relacionadas con el hipocampo.5

Las experiencias de los primeros años de la vida pueden tener efectos directos en la neurogénesis del adulto

Las experiencias traumáticas tempranas también están relacionadas con el estrés oxidativo en el cerebro y en la periferia, que se ha asociado con un menor volumen del hipocampo.6 El estrés oxidativo también puede producir un deterioro de la maduración de las interneuronas de parvalbumina, que, a su vez, causa una sincronización neural deficiente y alteraciones del procesamiento y la integración de la información que causan los síntomas y déficits cognitivos asociados con la esquizofrenia.7

 

La importancia de las experiencias psicóticas

Un signo precoz de los trastornos psicóticos, que también se asocia con acontecimientos traumáticos y adversos de la vida, es la presencia de experiencias psicóticas, tales como oír voces, la sensación de ser observado, seguido o bajo el control de alguien, etc.8,9 Las intervenciones para reducir o frenar traumas como el bullying, también redujeron la incidencia de experiencias psicóticas.10 Por consiguiente, las acciones precoces para mitigar o prevenir experiencias vitales adversas podrían reducir el desencadenamiento de trastornos psiquiátricos más adelante.

Reducir la exposición al trauma puede reducir las experiencias psicóticas

Otro punto de intervención posible son los factores psicológicos que median las experiencias adversas y su transformación en episodios psicóticos. Así, las intervenciones destinadas a mejorar la autoestima o a mejorar el soporte paterno y los estilos de afrontamiento podrían reducir el riesgo de experimentar experiencias psicóticas después de acontecimientos vitales adversos, y por lo tanto, el riesgo de sufrir patologías psiquiátricas.11,12  

La intervención precoz hace que la prevención primaria sea una posibilidad

Esto apunta a la posibilidad de implementar estrategias para la prevención primaria y secundaria que impidan que las personas desarrollen signos tempranos de trastornos psiquiátricos graves y ayuden a gestionarlos.

 

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Referencias

  1. Kim-Cohen J et al. Arch Gen Psychiatry 2003 Jul;60(7):709–17.
  2. Coughlan H and Cannon M. Br J Psych Advances 2017;23(5):307–15.
  3. Teicher MH et al. Nature Reviews Neuroscience 2016;17:652–66
  4. Lucassen PJ et al. Eur Neuropsychopharmacol 2010;20(1):1–17.
  5. Lemaire V et al. PNAS 2000; 97 (20): 11032–7
  6. Alameda L et al. PNAS 2018;115 (49):12495–500
  7. Steullet P et al Schizophr Res 2016;176(1):41–51.
  8. van Os J et al. Psychol Med 2009 Feb;39(2):179–95.
  9. Kelleher I et al. Br J Psychiatry 2012 Jul;201(1):26–32.
  10. Kelleher I et al. Am J Psychiatry 2013;170(7):734–42
  11. Healy C et al. J Child Psychol Psychiatry 2019;60(11):1164–73
  12. McMahon EM et al. Psychol Med 2020;Feb 6:1-9.